jueves, 21 de julio de 2016

¡Vamos de campamento! "Esta Hora"

Dejando por esta vez (sin que sirva de precedente) el habitual tono irónico y de humor que suele impregnar este blog, os adjunto un artículo que recoge hoy el periódico diocesano "Esta Hora" que, cada jueves, incluye el diario "La Nueva España" y que firma un servidor. Creo que resume lo que pretendemos con estos días de divertida locura.
Nos"vemos" esta noche (si la birria de conexión a Internet que nos ofrece las punteras compañías telefónicas de este país no lo impide...)

¡VAMOS DE CAMPAMENTO! 
Carlos Fernández Llaneza


Hemos gastado ya, casi sin darnos cuenta, la mitad del almanaque. El calendario dicta que estamos en el estío. Tiempo idóneo -aquellos que puedan- para el descanso. Las actividad en las parroquias se reduce notablemente y todo queda bajo mínimos, cele-braciones dominicales incluidas, así que, como dice mi párroco, “en tiempos de melo-nes, breves los sermones”. Pero sin embargo hay una actividad que necesita del verano: los campamentos. En mi parroquia de San Pedro de los Arcos de Oviedo hay tradición de campamentos desde finales de los 70. Fue en esos primeros años de la década de los 80, en uno de esos campamentos, cuando surgió un ilusionante proyecto de Comunidad Cristiana Juvenil que, con el tiempo, vería frustrada buena parte de sus sueños aunque había sentado las bases de por dónde deben ir las líneas de la pastoral juvenil de nuestra Comunidad y cual habría de ser el estilo de un campamento parroquial. Cientos de niños y jóvenes a lo largo de los años tuvieron la oportunidad de vivir y disfrutar esa experiencia. Y hoy, en una sociedad muy distinta de aquella de los años 80, con unos jóvenes y unos niños que viven una realidad muy diferente, seguimos apostando por ese proyecto que nació con la vocación de ser, no sólo un espacio de ocio, sino también ser una herramienta de evangelización. Un tiempo de contemplación, de reflexión, de oración… y claramente vinculado a la catequesis a la que nutre y desde la que se ali-menta. Por tanto es una oferta pastoral al servicio de los niños, adolescentes y jóvenes de la parroquia pero con puertas abiertas a muchos que se asoman a esta experiencia y que, una vez vivida, deciden quedarse.
El año pasado contaba a los padres que lo que pretendíamos con estos campamentos era cambiar el mundo. Esa fue la respuesta espontánea que le di a un amigo que, cu-rioso, me preguntaba por la motivación que me lleva a seguir año tras año. Espontánea y rápida fue la respuesta, sí, pero no por ello carente de sentido y es que, si logramos sembrar en estos niños y jóvenes la semilla de valores como la solidaridad, la justicia, el compartir, la preocupación por el otro, la conciencia crítica, el cuidado del medio ambiente, la defensa de la libertad... estaremos contribuyendo a que, si en el futuro esa semilla germina, esos niños, ya adultos, transformen su parcela de sociedad inmediata y, por tanto, estén contribuyendo a construir ese ansiado mundo mejor.
Por tanto, los campamentos que tantas parroquias de Asturias ofrecen han de ser días en los que, sin renunciar a pasarlo lo mejor posible, tengan en lo más íntimo de su identidad el ser elemento coadyuvante en la formación humana y cristiana de nuestros niños y jóvenes.
Y un espacio, por qué no, donde aprender a ser un poco más felices.

Enlace al original:
http://www.iglesiadeasturias.org/images/pdf/esta_hora/2016-7-21.pdf#page=4&zoom=auto,-12,453

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho el artículo. Mi hijo empezó a ir al campa con 9 años y hoy tiene 17. Algo tiene Perbes que hace que repita un año tras otro y después de cada campa viene cansado, con sueño pero viene feliz.

    La cosecha esta sembrada y yo creo ya está dando fruto.

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