Decía nuestro admirado Francisco el Buenagente: "Que la paz que anuncian con sus palabras esté primero en sus corazones". Ayer fue el día de mirar hacia esa expresión tan franciscana de "Paz y Bien". Que dos deseos más hermosos... Aunque es difícil escribir de paz mientras vuestra fieras gritan, alborotan como posesos y saltan y brincan en el concurso de "Furor" en que niños compiten contra niñas en baile y canciones. Hemos viajado en tren, corrido de la estación al puerto para coger el barco, visitado en toda su extensión con un magnífico guía el castillo fortaleza de san Miguel en Ferrol. Han estado sin parar dos horas en la playa, hemos navegado hasta la entrada de la ría de Ferrol, vuelta andando hasta la estación (con parada en una tienda de chuches sobre la que se abalanzaron -en contra de mi opinión- como si fuera un oasis en el desierto para regocijo y alegría del propietario...) vuelta en tren... vamos, que se supone que tendrían que estar agotados, ¿no...? ¡pues no! Una extraña energía, totalmente desconocida para mí, se apodera de ellos y a pesar de los varios metros de distancia que nos separan y de estar todas las puertas a cal y canto, me vibra el ordenador de las voces y saltos que están dando... temo que de un momento a otro aparezca la guardia civil a llamarnos al orden; en caso tal, palabra que digo que soy el jardinero..
Pero volvamos a lo importante: paz y bien. Ayer por la noche les hice una improvisada reflexión sobre la paz porque, además de ser el valor del día, me pareció oportuna porque también aquí, a veces, surgen pequeños roces -supongo que inevitables entre niños- pero que no son deseables. Les preguntaba qué consideraban ellos que es la paz. Casi todos los que respondieron aludieron a la ausencia de guerras. Es cierto. Pero no solo. Es difícil hablar de estas cosas a niños tan pequeños pero, aun así, es necesario. Mi padre conoció el desgarro y el dolor de una guerra no hace tanto. No podemos olvidar tantos conflictos como aún quedan en el mundo. Hace tiempo oí a una madre siria decir que el mayor temor que sentía cada vez que su hijo iba al colegio era saber si volvería a verlo. Cómo olvidar los cientos de cadáveres de niños inocentes que el mar, avergonzado y horripilado, acoge en un clamoroso silencio. Y también les decía que tengan presente cada vez que diariamente bendecimos la comida, a los muchos niños que son igual que ellos, pero que por el mero hecho de nacer en otro lugar, siguen muriendo de hambre, la mayor de las vergüenzas humanas. Que no olviden lo afortunados que son por poder ir a un campamento, Por tener un colegio. Por tener un sistema sanitario. Por tener un hogar que les cobija. Por poder tener tantas y tantas cosas que no valoramos en absoluto. Les decía que hay muchos niños, no ya en Somalia o en Irak o en Siria, sino en Oviedo, que tienen que desayunar en sus colegios porque en casa no llega para todos. Esa es la cruda realidad que, en mi opinión deben conocer. Y que la próxima vez que digan que algo no les gusta, se acuerden de esos niños. Es complicado. Y sé que muy posiblemente no lo harán. Pero no se me ocurre otra forma de lograr esa necesaria solidaridad que conociendo la verdad de lo que es este mundo. Porque la paz, efectivamente, no es sólo la ausencia de guerra. Que también. Pero no será completa si no viene acompañada de justicia y solidaridad.
Y claro, también la paz es el respeto al que tienes al lado. Al que comparte la mesa y la tienda contigo. El respeto a la familia, a los amigos. El huir de la burla al otro porque no sea el más guay del grupo. Un insulto es romper esa paz. También lo es. Y les decía que si no entienden y asumen eso de nada valdrán los hinchables, el furor, la excursión, la noche de gala... Si no somos capaces de que algo de este orbayu les empape un poco este campamento habrá fracasado. Como decía Ghandi: "No hay camino para la paz, la paz es el camino". Y la paz y el bien, les decía, empiezan aquí y ahora. O no empezará nunca.
Parafraseando a Gabriel Celaya, la paz es necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto.
En nada esto se habrá terminado; el tiempo vuela... Somos conscientes de que no vamos a cambiar a nadie en diez días, pero bueno, como dice el proverbio, para recorrer la gran muralla se empieza dando un paso. Y a fin de cuentas, aunque hace ya décadas, yo también fui adolescente y en un campamento aquí en Perbes, aunque muy distinto, empezó a fraguarse esta convicción, así que, quién sabe...
Paz y bien a todos.
Qué buen saludo tenía San Francisco. Paz y bien. Así mandaba a sus frailes saludar al entra a una casa ¡Qué gran lección! Porque desear eso, implica ver al otro con amor y trabajar por el bien común. Y que pocas veces lo hacemos, que de ocasiones perdemos para olvidar nuestro egoísmo por el bien de los demás. Eso lo hizo un gran franciscano, Maximiliano Kolbe que hasta dio su vida en Auschwitz por la de un padre de familia judío. Entendió a San Francisco y a Jesús a la perfección.
ResponderEliminarAsí, que de corazón y para que este campamento siga sembrando buenas personas como lo hizo hasta ahora con esos monitores "buenagente", os deseo¡Buenas noches y Paz y Bien!
De verdad que sí ellos aplicarán ese lema a la vida diaria , sería genial . Así pues "PAZ Y BIEN . Gracias de corazón
ResponderEliminarPertenezco a uns Asociacion Franciscana de Gijon, desde mi más tierna adolescencia ASFAS, "Amigos de San Francisco de Asis" y llevo oyendo este saludo "Paz y Bien" desde los 14 años. Creedme si os digo, q lo poco q tengo de buena persona se lo debo a ellos. Y a los Maristas. Así que cuando este año decidimos apuntar a Alfonso al campamento de Perbes, animados por otras madres y niños, y explicaron en la reunión que la formacion de este año iría sobre San Francisco de Asis, sentí una punzada de alegría, que después se corroboró con la generosa y valiente invitacion de que apuntáramos tambien a Martina al campamento. San Francisco sólo me ha sportado buenas enseñanzas y ejemplos en la vida. Y sigue haciéndolo. Paz y Bien
ResponderEliminarPrecioso Carlos, Paz y bien. Menudo día que tuvieron los acampados!!!
ResponderEliminarGracias
Que reflexiones tan bonitas. Tendría que haber un campamento.de.padres para poder vvivir esas experiencias...
ResponderEliminarQue afortunados son nuestros hijos por poder estar ahí!!!
La jornada, por lo que cuentas, de todo menos aburrida....
Gracias de nuevo por vuestra labor
PAZ y bien para todos
Que reflexiones tan bonitas. Debería haber un cAmpamento para padres para poder vivir esas experiencias. Es una suerte que nuestros hijos puedan estar ahí!!!
ResponderEliminarLa jornada, de todo menos aburrida...
Gracias de nuevo por todo
PAZ Y BIEN PARA TODOS
Para quitarnos el sombrero.Muchas gracias
ResponderEliminarNo hay camino para La Paz: La Paz es el camino
ResponderEliminarLa Paz de cada uno y en el día a día
Preciosa reflexión
Gracias por regalárnosla
PAZ Y BIEN PARA TODOS
Gracias por compartir estas reflexiones. Sin duda hacen pensar...
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